Ya lo dice el refrán: El que no llora no mama, y una de las industrias más lloronas de España, la discográfica, ha seguido llorando y quejándose hasta que se ha salido parcialmente con la suya.
Venga vale, por fin el Ministerio de Cultura se ha animado a crear un órgano administrativo que podrá meter mano en las webs que "faciliten" enlaces a contenido "protegido". Enhorabuena, habéis conseguido en parte lo que queríais. Si es que lo llegáis a conseguir. Puede que vendáis más discos, pero váis a llegar a mucha menos gente.
Cualquiera que tenga más de un gramo de cerebro, los demás según un célebre cantante ya sabemos lo que hacen, se puede hacer ciertas preguntas como por ejemplo.
¿Qué es Internet? Aparte de una gran red de comunicaciones, Internet se ha convertido para mucha gente (y cada vez más y más gente) en una ventana para acceder al mundo. Lo que hace mucho años era solo un proyecto del departamento de defensa estadounidense se ha ido convirtiendo cada vez en algo imprescindible en la vida de mucha gente. Sin duda alguna Internet ha cambiado nuestra vida y nuestra forma de cambiar el mundo. El problema es que en este, nuestro país Internet es todavía un servicio. Mientras que en otros países (donde ya vislumbran el final de la crisis, aunque eso se tratará en otro capítulo) de aquí a menos de diez años están pensando en considerar Internet como un derecho ciudadano. Y no hablo de un acceso de los que tenemos aquí para echarnos a llorar, digo acceso a 100 Mb/s en el estado final del proyecto.
Las grandes lloronas consideran que Internet es algo que amenaza su supervivencia y parece que quieren acabar con todos los contenidos culturales que contiene ya que la gente podría acceder a ellos sin pasar por caja, y eso en la era del capitalismo reinventado que estamos viviendo se considera poco más que un pecado.
Esto nos lleva a pensar en otra cosa. ¿Qué es la música por la que lloran tanto? Hagamos un poco de historia. La música ha formado parte del hombre desde tiempos inmemoriales. Ya fueran los cánticos tribales, los recitales de arpa de la época clásica, los trovadores del medievo o las orquestas que interpretaban las sinfonías más famosas del siglo XVIII. La música siempre ha estado presente con nosotros y se ha transmitido de generación en generación oralmente o por escrito cuando se inventó el método para ello. En el siglo XIX se dieron dos inventos que revolucionaron la música, el fonógrafo y el gramófono. Ambos permitían grabar sonidos, algo insólito hasta la fecha. Estos inventos hicieron posible reproducir música en el momento que se deseara sin necesidad de tener a un artista perpetuamente a tu lado.
Se podían empezar a vender discos gracias al avance tecnológico, pero fue ese mismo avance el que sustituyó la trompetilla que hacía audible el sonido del disco por un circuito eléctrico que permitía convertir el sonido en una señal eléctrica que viajaría a unos altavoces que lo reproducirían. Esto significaba que la salidad de sonido se podía dirigir y así se empezaron a grabar casettes, pero estos tenían un problema, se iban deteriorando con el paso del tiempo. Pero bueno, siempre tenías a algún colega majo que te grababa otra vez las cintas. Con la aparición del Compact Disc se solventó este problema ya que en principio no perdería calidad con el uso. Todo el mundo contento, las discográficas tenían un soporte nuevo y la gente también, ya que entraba más música y no se te iba a estropear a corto plazo.
La tecnología siguió avanzando y le tocó a la informática. Ordenadores cada vez más potentes y más baratos (recuerdo que mi primer ordenador, un Pentium 100 con un disco duro de 1 GB nos costó 250.000 pesetas de las de aquel entonces, una pasta y un pepino ordenador para esa fecha. Con ese ordenador no se podían hacer muchas cosas, pero poco tiempo después ya contábamos con la tecnología necesaria en nuestra casa para coquetear con un alguien nuevo en nuestras vidas, el formato mp3. Este formato nos permitió convertir una canción normalilla en un archivo de unos 3 MB de capacidad, ahí es nada, así la gente podía tener un disco digitalizado en su disco duro ocupando la despreciable cantidad de 80 MB. A esto hay que sumarle que el acceso a Internet también se fue haciendo más común y con él la gente comenzó a intercambiar archivos digitalmente. En primer lugar vinieron programas como Napster o WinMX y después pasamos a otros programas como eDonkey o eMule, los basados en bittorrent o a la descarga directa.
Esto a la gente le gustó muchísimo ya que suponía que podrían acceder a un montón de música, muchas veces música que ni sabían que existía, pero que estaba ahí. Pero a las discográficas ya no les hizo tanta gracia. Vieron como la venta de discos empezó a caer, aunque siendo sinceros, la mayoría de la gente solo tenían el disco para escuchar las 2 canciones a las que le daban bombo, mientras que las demás quedaban relegadas a un segundo plano.
Entiendo que una discográfica es una empresa que genera sus empleos y su dinero, también tiene sus costes. Pero lo que no puede ser es que ante un cambio de contexto social como este pretendan sobrevivir sin cambiar su modelo de negocio y mintiendo a la gente. Hoy me han puesto un ejemplo sencillo. Pongamos que un hombre tiene una frutería, pero abren un supermercado y se va quedando sin clientes. ¿Qué puede hacer? Lo lógico sería que mejorase la calidad de sus productos o sus ofertas. Las lloronas en cambio se ponen a lanzar piedras al supermercado o se quedan de brazos cruzados en sus tiendas sin hacer caja esperando que Papá Estado les saque del apuro.
Volviendo al tema de la cuestión. La gente de a pie ve la música (en toda su amplitud) como una forma de cultura y por lo tanto debería estar lo más cercana posible al dominio público. Las discográficas en cambio la ven como un producto con poco repertorio, caro y de calidad discutible, e intentan venderlo como cuando era lo único que había. Y qué piensan las frutas (artistas) de todo esto? Hay opiniones para todos los gustos. Los que están ya consagrados y viviendo acomodadamente de la venta de discos (por muy rebeldes que fueran antes) están obviamente en contra de esto ya que se les jodería el cuento. Los nuevos que se están dando a conocer quieren llegar a mucha gente y les parece perfecto.
Lo que está claro es que hay que llegar a un acuerdo en el que participen TODAS las partes y que beneficie a TODAS las partes (o por lo menos que no las perjudique mucho). Las leyes de derecho de autor deberían adaptarse a un marco más lógico hoy en día, ya que quien tiene una canción tiene un tesoro. Las discográficas deberían remodelar su modelo de negocio y tener uno competitivo para estos tiempos que corren. Los artistas saben bien que como de verdad ganan es haciendo conciertos, que la gente va a ir a verles si son buenos (o si tienen capacidad para mover a mucha gente). Y la gente de a pie... bastante tiene con los problemas en los que estamos inmersos como para tener que preocuparse por una cosa más.
Lo ideal sería tener un gran repertorio (hoy en día puedes acceder a casi cualquier canción que exista) a un precio competitivo. O crear bonos de X canciones por X dinero. Si es algo razonable no creo que a la gente le importe pagar. Y una última cosa. Un avispado dijo que si la cosa seguía así la música se iba a acabar en 5 años y tendrían que irse a grabar fuera de España. Querido desconocido, si la cosa sigue así váis a ser vosotros los que acabéis con la música, al menos con la música como cultura, porque como producto de baja calidad estará muy pero que muy viva.
Está circulando un manifiesto "En defensa de los derechos fundamentales en Internet" que creo que es lo bastante importante como para hacerle un hueco.
Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de Internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que:
- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.
- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.
- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.
- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.
- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.
- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.
- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.
- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.
- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.
- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate públicoy habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.